Helenio Herrera

El fútbol no es la gambeta. La consigna es ganar”. ‘’En el fútbol no hay magia, sí pasión y lucha’’

Nació en Buenos Aires en 1910, según su partida de nacimiento. Hijo de andaluces, con 16 años emigró a Marruecos para buscar junto a sus padres una vida más fácil. Tuvo que renunciar a su deseo de triunfar en Boca Juniors, en cuyo equipo juvenil actuaba de centrodelantero . Casablanca no fue el destino para su gusto y en poco tiempo hizo las maletas para viajar a Europa…a París. Inició entonces si vida lejos de su familia y comenzó a formarse el mito. Su experiencia como entrenador fue el Puteaux, desde que dió el salto en 1945 al Stade Francais, club en el que antes había triunfado como jugador. Fueron los primeros de los 15 equipos que dirigió.

Tres años después cruzó la frontera rumbo a España, el destino de sus primeros éxitos. La afición del Atlético de Madrid le recibió recelosa y marchó directo al Valladolid a cumplir un año de destierro. Volvió y conquistó dos Ligas consecutivas (1949 y 1950). Fue suspendido cinco años por firmar en secreto por el Barcelona cuando entrenaba al Sevilla. Ramón Carranza, presidente de la entidad por 1957, le denunció a la FIFA tras descubrir que había firmado en secreto por el Barcelona.

Herrera decidió marcharse a Portugal al Belenenses a la espera de que se calmase la situación. Finalmente el perdón llegó después de que el Barcelona convenciera al Sevilla con una cantidad que osciló entre uno y cinco millones de pesetas, según las fuentes que se consultaron.

El Barcelona es la consagración de sus habilidades como técnico. Convierte al Barcelona en un equipo ganador, que lidera sobre el campo Luis Suárez y al que rodean otros futbolistas legendarios como Kocsis y Czibor.

En 1961 volvió a cambiar de equipo. Aterrizó en el Inter de Milán junto a Luis Suárez. Juntos marcaron la etapa más brillante de la historia del equipo italiano. En ocho años logró tres Ligas, dos Copas de Europa y dos Intercontinentales. Lo más importante de este periplo es la herencia que dejó para el fútbol. Su sistema de cuatro defensas y un libero, revolucionó el juego. Se le atribuyó la paternidad del catenaccio (candado).

Durante su estancia en el Inter compaginó su tarea con la de ayudante de Pablo Hernández Colorado en la selección Española (de 1959 a 1962) y la de seleccionador de Italia, desde 1960 hasta 1967.-

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