Grande el Torino

Por: Jaime Rincón

River Plate argentino en un partido homenaje al Torino en Buenos Aires.

Un equipo al norte de Italia combatía la época de decadencia con un juego alegre y atrevido. Pero esa batalla llena de entusiasmo y felicidad se convirtió en una derrota desdichada y trágica.

El Torino perdió un partido que nunca quiso jugar aquel 4 de mayo de 1949 pasadas las 5 de la tarde sonó el silbato final sin que ese equipo de leyenda podiera tener la más minima opción de ganar. Sus ilusiones, esperanzas y ambiciones murieron cuando aquel avión bimotor Fiat N. 212 se estrelló contra la cúpula de la Basilica de Superga… a 20 kilometros de Turín.

En el desastre fallecieron todos los pasajeros, 33 personas entre las que se encontraban los dieciocho futbolistas de aquél mágico Torino. El equipo que presidía Ferrucio Novo volvía de jugar un partido homenaje a José Ferreira, capitán del Benfica, en Lisboa. Un fuerte temporal y una espesa niebla les tenía guardado un insperado aterrizaje a su regreso. Nadie sobrevivió al impacto. Nadie salvo dos futbolistas que por distintas razones, no subieron al maldito avión. El mítico Ladislao Kubala fue uno de ellos. El futbolista húngaro que más tarde se convertiría en una estrella mundial tuvo que permanecer en Lisboa porque su hijo había enfermado.

El otro superviviente de aquella plantilla fue Sauro Tomá, un lateral izquierdo procedente del modesto La Spezia que acababa de fichar por el Torino con 23 años, ‘’tenía un problema en el rodilla y el entrenador me aconsejó que me quedara en casa. Me sentí el hombre más desdichado de Turín. Todo el Torino viajó a Lisboa y yo me quedé en casa lesionado’’.

Un equipo que jugaba con tres defensas y que practicaba un fútbol eminentemente ofensivo y arriesgado en el que sobresalía su capitán, Valentino Mazzola por encima de todos. Se mantuvo invicto en su estadio durante 93 partidos y conquistó cinco ‘’Scudettos’’ de manera consecutiva. Llegó a golear al Milán (10 a 0) en una temporada. 125 goles a favor y 33 en contra con 16 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado.

Así quedo el avión Fiat N.212 tras estrellarse contra la Basílica de Superga.

Una hegemonía que llegó hasta ese 4 de mayo de 1949. En aquella campaña, el Torino comandaba la clasificación a falta de cuatro jornadas,hasta que sucedió la tragedia. En un acto de justicia, el Calcio le otorgó aquel campeonato en el que jugó el resto de los partidos con el equipo juvenil frente a unos rivales que, por respeto, también emplearon a los jugadores de sus categorías inferiores. Pero si el Torino quedó tocado anímica y deportivamente, no menos duro resultó para el combinado nacional. El puesto de portero era el único que se libraba de ese acaparamiento turinés. Más de 500.000 personas acompañaron al Torino en su adiós. En el mismo orden en que salían al campo de juego fueron anunciados los ataúdes a la entrada de la Cathedral de Turín. Cuando entró Mazzola el silencio se apoderó de Turín, de Italia y del mundo del fútbol.

El gran Torino, lamentablemente, nos había dejado para siempre.

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